Cómo consideramos que debe ser la desescalada para la hostelería en el Distrito Centro

COORDINADORA DE ASOCIACIONES DE VECINOS MADRID CENTRO

Consideraciones previas en la desescalada

1. La salud es el criterio prioritario y fundamental que ha de contemplarse en la desescalada de medidas adoptadas con motivo de la emergencia sanitaria COVID-19. Entendemos que ésta habrá de ser progresiva, según establezcan las autoridades competentes, primando siempre la salud de los ciudadanos y de acuerdo a la evolución de la pandemia en territorio español.

2. En la progresiva puesta en marcha de la actividad económica y social se hace prioritaria la reactivación de los sectores más necesarios y esenciales para los ciudadanos, y la paulatina inclusión de actividades que no supongan un retroceso en la superación de la pandemia.

3. Es primordial evitar las aglomeraciones de personas.

4. El esfuerzo colectivo y de las administraciones debe centrarse en la seguridad y correcta puesta en marcha de aquellos sectores que cubran necesidades básicas de los ciudadanos aún no atendidas por el estado de confinamiento (clínicas, dentistas, fisioterapia, gimnasios, peluquerías, comercio de bienes, talleres de reparaciones, academias y servicios culturales, obras necesarias en viviendas, restaurantes en su servicio de comidas…)

5. La desescalada debe ser un proceso gradual y revisable, de acuerdo al comportamiento de la enfermedad en todo un ciclo estacional, en territorio nacional e internacional y a la disponibilidad de tests y vacunas para la población.

Nuestra experiencia y visión de riesgos

1. La actividad hostelera en el Distrito Centro congrega un volumen de personas que sobresatura el espacio físico y sobrepasa de forma habitual y sin control, no sólo el aforo de locales y terrazas, sino de toda la vía pública y transportes, con el riesgo de aumento de contagios que ello ha supuesto y supondrá.

2. La actividad hostelera en el Distrito Centro aglomera personas de procedencia local, nacional e internacional, que multiplican el riesgo de rápida propagación de la enfermedad.

3. La actividad hostelera predominante en el Distrito Centro tiene como principal fin el acercamiento social a través del consumo de alcohol como opción de ocio, lo que resulta incompatible con las medidas higiénico sanitarias necesarias para la contención de la pandemia.

4. Las precauciones del turismo internacional al elegir como destino el “caso España” es previsible prolonguen la vuelta a la normalidad de la hostelería en el distrito Centro, tanto más cuanto las medidas adoptadas por las administraciones estatales o municipales se alejen del sentido común y las recomendaciones sanitarias, y pongan en riesgo la salud de sus propios ciudadanos.

5. La actividad hostelera en el Distrito Centro está sobredimensionada con respecto a las necesidades locales.

Nuestras necesidades

1. Por razones higiénico-sanitarias, los vecinos del Distrito Centro, el más concurrido de la ciudad, al igual que todos los ciudadanos nacionales e internacionales, necesitamos espacio y distancias de seguridad hasta la erradicación de la pandemia. Espacio interpersonal de seguridad para los niños, mayores, jóvenes y adultos en la progresiva incorporación a nuestras actividades cotidianas y laborales.

2. Por razones de impacto en la salud y medioambiente, los vecinos del Distrito Dentro, necesitamos se extremen las precauciones para garantizar el cumplimiento de las normativas de protección acústica y ambiental, y no se adopten medidas que favorezcan y promuevan una mayor contaminación acústica y del aire.

Los vecinos del Distrito Centro
PROPONEMOS

1. Que el primer paso en la desescalada de la hostelería en el Distrito Centro, dé preferencia a las actividades de servicios de comidas y cenas, acorde con las licencias concedidas, y no estén orientadas fundamentalmente al ocio.

2. Se restrinjan inicialmente los horarios a aquellas franjas que implican la prestación del servicio de comidas y cenas.

3. El resto de las actividades hosteleras en el Distrito Centro se reanuden más tarde que en otros distritos, se favorezca la descentralización del ocio, y se prevenga la centralización de riesgos.

4. Se limite el aforo de todos los locales de hostelería y sus terrazas y se realicen controles e inspecciones continuas que aseguren el cumplimiento de las medidas higiénico-sanitarias.

5. Las terrazas no resten de ningún modo espacio a las zonas de tránsito público, calles, plazas, zonas de aparcamiento, entradas de edificios, comercios y garajes, ya que estos espacios serán necesitados por los ciudadanos para mantener las distancias interpersonales en el ejercicio de sus actividades cotidianas.

6. En el ejercicio de la actividad de hostelería, se garantice y controle tanto el cumplimiento de la normativa de Zonas de Protección Acústica Especial, como la correcta desinfección de mobiliario y espacios públicos utilizados privativamente por estos negocios.

7. Se acometan las modificaciones legislativas necesarias para declarar extinguida la licencia LEPAR de aquellos locales cuya actividad haya cesado con motivo de la crisis.

8. No se priorice la puesta en marcha del negocio de la hostelería, discriminando las necesidades de otro tipo de actividades económicas, cuyos servicios son más esenciales y prioritarios para los ciudadanos.

9. Se promocione y fomente el comercio de barrio y se presten ayudas para la transformación de bares en comercios.

ACIBU, AVV AUSTRIAS, AVV CAVAS (LA LATINA), AVV CHUECA, AVECLA, AVV BARRIO LETRAS, AVEPLAMA

¡NO! a la ampliación de terrazas

Nota de prensa
De la Coordinadora de Asociaciones de Vecinos Madrid Centro, de 23 de abril de 2020
En respuesta a la demanda de ampliación de terrazas

La Coordinadora de Asociaciones de Vecinos Madrid Centro en respuesta a las informaciones aparecidas en medios de comunicación sobre las presiones de los empresarios de hostelería al ayuntamiento de Madrid para convertir las calles de nuestros barrios en bares al aire libre, quiere manifestar:

En primer lugar, nos parece una frivolidad que, estando aún sumidos en la tragedia de la pandemia, se plantee una vuelta a una situación de cierta normalidad de actividades que suponen un altísimo riesgo para su propagación.

Señores hosteleros: es obvio que esta pandemia afectará a sus negocios, como también a otros millones de otros sectores de nuestra ciudad y nuestro país, así como a la mayoría de nuestras economías familiares. Pero eso no les da derecho a disponer de nuestro espacio público ni de nuestra salud, la cual parecen tener, ustedes y algunos políticos del ayuntamiento de Madrid, en tan poca estima.

La legislación contra el ruido, que protege el derecho fundamental a tener una vida saludable en nuestras viviendas, no puede ser bajo ningún concepto un instrumento que se acomode a sus intereses. El solo hecho de plantear esa posibilidad ya retrata su insolidaridad. Sepan ustedes, y los políticos y funcionarios de nuestro ayuntamiento, que no vamos a renunciar a nuestros derechos ni a nuestra salud; y que acudiremos a las instituciones que haga falta a pedir amparo y cualquier tipo de responsabilidades, incluidas las penales.

De las crisis surgen las oportunidades. Apelamos por ello al ayuntamiento de Madrid para que convierta ésta en una enorme oportunidad para cambiar el modelo de nuestro distrito y adaptarlo a lo que sin duda será el nuevo paradigma de nuestra forma de vida, donde el distanciamiento y la dispersión espacial de las actividades será fundamental frente al actual modelo de concentración en un solo distrito, como ocurre hoy con las actividades de hostelería. Será necesario por tanto diluir las actividades hosteleras, y la concentración de personas que generan, a lo largo de toda la trama urbana y, en el caso concreto de las terrazas, situarlas en espacios públicos amplios y abiertos, más óptimos para guardar las distancias de seguridad a usuarios y empleados, y a estos con los peatones, los residentes y el resto de actividades. Para salir de esta crisis el apoyo al pequeño comercio, y a la hostelería, será fundamental, pero no permitiendo el hacinamiento, la concentración y la reducción de distancias como los hosteleros reclaman.

ACIBU, AVV AUSTRIAS, AVV CAVAS (LA LATINA), AVV CHUECA,

AVECLA, AVV BARRIO LETRAS, AVEPLAMA

 

El silencio de Madrid

Para mí el silencio de Madrid en estos días es abrumador. Me habla del inmenso desastre que creamos entre todos en esta ciudad frívola, sucia, ruidosa y sobretodo codiciosa. Gritábamos que éramos una ciudad abierta, acogedora, alegre y festiva, celebrábamos los grupos de turistas que como corderitos seguían la yincana establecida sin importarles cómo vivíamos, qué esperanzas teníamos y al volver a su país ni siquiera sabrían a qué lugar correspondería cada foto de las miles que habían hecho, igual que hacíamos los madrileños en Praga o Roma, dejando a nuestro paso sólo un rastro de monedas; acudíamos como papanatas a la exposición de turno o al musical de obligado cumplimiento pensando que era cultura, que éramos cultos; comprábamos sin cesar cosas que no necesitábamos y mirábamos por encima del hombro a quien no podía permitirse esos lujos; protestábamos, reclamábamos nuestros derechos burgueses como dignos habitantes del mayor burgo y cerrábamos los ojos ante las desgracias que habitaban bajo nuestras alfombras, bajo el Viaducto, en los dos minutos de rigor de las noticias. Pero bastante hacíamos porque además de todo eso, teníamos nuestros propios problemas y reciclábamos y éramos buenos con el vecino, y educados y comprábamos productos ecológicos y otras tantas cosas por internet porque éramos muy entendidos, y educábamos a nuestros hijos en ¿valores?, y reclamábamos ¿valores? para nuestro barrio, y nos tomábamos nuestros vinitos y cervecitas con los amigos con muy buen rollito, todos con el mismo rollito madrileño. ¿Qué más se nos podía pedir?

Y llegó el virus y el silencio, y esa compañera de despacho que ha vuelto del hospital con graves secuelas, mientras su padre moría en una residencia, y esa médica que terminada la carrera se ofreció como voluntaria y acudió al hospital con ilusión y un mes después ha aprendido a decir a los familiares que su padre o su hermano va a morir solo. Y sabemos que los que sobrevivamos lo tendremos difícil con la crisis que ya ha empezado porque un bichito nos ha hecho elegir entre economía y vida. Y andamos con un pie en un lado y otro en el otro.

Aquí en mi calle la gente aplaude y canta, incluso hacen fiestas de balcón a balcón y creen que así pueden mantener el control, que así todo volverá ser como antes. Y es que hay mucha gente que espera que todo vuelva a ser como antes. En El País hablan de cuando vuelva la normalidad.

Yo no quiero que vuelva la normalidad, ni el ruido de los bares, ni de los coches, ni la contaminación, ni siquiera pienso en recuperar mi espacio de confort aunque sea con heridas. Sólo espero entender cómo esto ha de suponer un final de algún modo, un cambio radical, porque si ese «antes» vuelve, toda esta angustia habrá sido en vano y volveremos a la ciega carrera de la depredación que nos llevará a un desastre mayor. Y con ello volverá el ruido que sustituirá al silencio que ahora agradecemos, nos sorprende e interroga.

La peste negra trajo el Renacimiento, toda una revolución, ¿no nos va a dejar nada bueno el Covid19? ¿Seguiremos centrándonos en nuestras pequeñas preocupaciones hasta que todo vuelva a estallar?

Algo tengo claro, que el turismo tardará el volver. Quién va querer por ahora hacer cola en vuelos low cost para visitar España, Italia, New York… y en ese tiempo tal vez podamos reflexionar, habrá que buscar nuevas actividades para salir del paso y en el trayecto tal vez este país encuentre algo más humano y natural para vivir.

Los que sí volverán serán los clientes madrileños de la juerga nocturna, no hay más que ver lo que hacen los que no han sido tocados por el virus, gritando y bebiendo en los balcones a todas horas. Los españoles lo arreglamos con cerveza.

No sé qué será lo siguiente, salvo la crisis.

Desde la acera veo que en las Vistillas han salido champiñones, el pan y quesillo de los olmos ha dejado paso a los brotes de las hojas, hay verdes oscuros, tiernos, brillantes, un festín de color. De tanto en tanto puedes ver una pareja de herrerillos, pequeños y azules, se escucha a los gorriones, las currucas y a los petirrojos que han vuelto. Vencejos y aviones vuelan sobre nuestros tejados y si das una bocanada de aire llenando los pulmones parece que pudieras tragarte el aire de la Sierra. Sé que ahí está la esencia del cambio que espero. Pero cada vez que paso junto a las Vistillas, a su verde y sus cantos, me pregunto si nosotros nos merecemos volver”.