Se queja estos días la Asociación de Empresarios de La Latina (ADELA) de que La Paloma está rota porque no les dejan poner música en la calle (limitación que sólo afecta a 3 de casi 30 calles y plazas del barrio que ocupa el recinto ferial).
La Paloma no está rota. Pueden ir a la Iglesia de la Virgen de la Paloma a comprobarlo. Los bomberos fueron muy cuidadosos bajándola el día 15. No se rompió. Después salió en procesión, y la gente verificó que no estaba rota.
Lo que está roto son los tímpanos de los vecinos que no han tenido más remedio que quedarse estos días en casa. Está roto su descanso y está rota su salud.
Están rotos también los árboles de la Carrera de San Francisco, al instalar los puestos de los feriantes.
Está roto el discurso de prevención del alcoholismo de los partidos políticos, que estos días se lanzan a la venta de alcohol sin mesura en sus casetas para sacarse unas perras.
Están rotas estas fiestas desde hace años porque se ha perdido su espíritu vecinal y de barrio para convertirse en un negocio de alcohol al por mayor.
En la Cava Baja el Ayuntamiento permitió a los bares la instalación de barras en la calle hace tan sólo dos años. En esta calle, en la Plaza de Humilladero y en la calle del Almendro se concentra un buen número de bares que a lo largo de todo el año, mediante el incumplimiento de las ordenanzas, hacen la vida imposible a los vecinos.
O se recupera el sentido común o estas fiestas no tienen otro lugar que el extrarradio, lejos de cualquier zona habitada. Que se peleen allí por ver quién quita los clientes a quién poniendo la música más alta.